Los niños de estas edades son más conscientes de sus procesos mentales y pueden reflexionar sobre su propio comportamiento o el de los demás. Les gusta complacer, y son más sensibles a las críticas, tienen más miedo a las tareas nuevas, y es posible que presenten ansiedad en su ejecución.
El aprendizaje de la relajación es una herramienta muy útil para enfrentarse a las emociones difíciles.
A esta edad están llenos de vitalidad e imaginación, aunque también se cansan físicamente con facilidad.
Necesitan saber la finalidad de la tarea que se les está pidiendo, por ello es importante que se les explique para qué se les enseña a hacer relajación: “Recuerda algún momento en el que te has sentido disgustado o estresado” “¿Cómo te sentías?” “¿Notabas tensión en alguna parte del cuerpo?”
Es un buen momento para iniciar la Relajación muscular progresiva de Jacobson, adaptada también a niños:
Se puede comenzar por realizar 3 respiraciones profundas, insistiendo en inspirar en 4 tiempos y espirar también en 4 tiempos, a fin de que la respiración profunda se realice de una manera lenta y sosegada.
Una forma abreviada de la relajación de Jacobson podría ser la siguiente, tensando y relajando los siguientes grupos musculares, repitiendo 2 veces cada uno:
- Tensar mano y brazo derecho, mientras cuentan hasta 4, soltar de golpe, comparar ese brazo con el otro. Repetirlo 2 veces. “siente cómo está relajado el brazo y la mano derecha… compáralo con el otro brazo”. Hacer lo mismo con el brazo y mano izquierda. Al acabar: “tus brazos y manos están relajados”
- Subir hombros
- Cara: frente, ojos, nariz, labios, mandíbula
- Pecho
- Vientre
- Piernas y pies (como en brazos, primero el derecho y luego el izquierdo)
- Estirar todo el cuerpo
Se termina con unos momentos de silencio (1-2 minutos), en los que se puede también sugerir una imagen relajante: bosque, montaña, olas del mar, colores, etc.